Te agradezco por toda la experiencia vivida;
por lo mucho o por lo poco que me diste;
por cada orgasmo, cada mirada, cada caricia;
por mantenerme sumido en un viaje de dopamina.
Por ser diluvio y rescatarme en la sequía
con tus interminables manantiales de aguas femeninas.
Hoy que te has distanciado realmente quiero confesarte
Que junto a tí hasta llegué a pensar que la vida servía.
Honrando tus recuerdos, me es más fácil decirte adiós,
suprimiendo esos desoladores pasajes de tu última versión.
Pues esta historia, por justicia, merece un buen final
necesariamente desprovista del bagaje emocional.
Pues un día somos la plena definición del “tal para cual”
y en otro dos almas súmamente ajenas,
en esta eterna condena de siempre buscar más
sin tener en claro qué es lo que se quiere encontrar.
-Rod P.M.
Poeta Maldito